“La búrbuja”, así define Ricardo “Ricky” Achával, asistente de producción y musicalizador de Tarde Negra, a ese horario en el que el público no quiere ni escuchar nombrar las palabras “política” y “gripe A”, ese horario de vuelta a casa, el punto máximo de saturación: de cinco a siete. En este marco se emite el programa y, por tanto, su objetivo es claro: divertir. Sin tabúes, sin restricciones de lenguaje ni ideológicas: entretener. Elizabeth “la Negra” Vernaci, Fernando “Coco” Silly, Humberto Tortonese, Gabriel Rolón y Carlos Barragán, su conductora y co-conductores, respectivamente, atraen a un público desprejuiciado, que se ubica entre los 20 y 40 años, según conjeturas de los propios integrantes. La transgresión y audacia con que tratan temas como el sexo y la religión tiene cabida en la emisora Rock & Pop, que no les impone ningún tipo de limitación.
Desligándose de la agenda mediática, Tarde Negra recorre el camino de las noticias absurdas, intrascendentes pero divertidas, que se entremezclan con las diferentes secciones que interpretan tanto los conductores como Nushi Muntaabski, Carlos Sturze y Luciano Galende, invitados recurrentes.
Todos los integrantes del elenco tienen en común la experiencia de haber trabajado con Lalo Mir, contacto por medio del cual conocieron a Salazar, el productor del programa, que reunió a todo el equipo, encabezado por “la Negra”. El carácter de Vernaci, descripto como “explosivo” por Achával, es el hilo conductor de Tarde Negra. Su estilo transgresor e informal le valió tres premios Martín Fierro a la Mejor Conducción Femenina radial (2003, 2004 y 2006).
La dinámica del programa consiste en la alternancia de los distintos integrantes, que de lunes a viernes, días en que se emite, van intercalando su espacio. De esta manera, se conforman diferentes grupos de trabajo, que, con la química que otorgan, le dan movimiento y rompen la monotomía. De acuerdo a Sturze, esto se da gracias a la acumulación de gente que derivó de la disolución de Radio Portátil, matutino que condujo Vernaci entre 2006 y 2008. “Cuando el programa se terminó, la 'Negra' absorbió a parte del equipo para no dejar a nadie sin laburo”, explicó el humorista.
El manejo liberal del lenguaje y de los temas tratados, que nunca carece de transgresión, significó para Tarde Negra varios llamados de atención por parte del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer). El organismo siempre siguió de cerca el léxico con el que se manejan los conductores, demasiado subido de tono si se tiene en cuenta el horario de transmisión. Sin embargo, las amenazas no alcanzaron para que el programa bajase el tono, propio del estilo instaurado por Vernaci del que el programa nunca supo, ni quiso, desprenderse. La única barrera que Tarde Negra no quebró, es la que contiene al humor.
Por Agustina Heb y Lucila Pinto
COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA
Hace 6 años
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