lunes, 6 de julio de 2009

Gracias Tinelli

Ya es un chiché, un lugar común, decir que la televisión es una empresa y, como tal, se maneja con un solo objetivo: el rédito. Hablar de la responsabilidad moral de los medios de comunicación está más cerca de la utopía que de la realidad. Sin embargo, dejar de hablar de imposibles es la única manera de que estos dejen de serlo. Es necesario comprender, a nivel social, que el hecho de que las cosas sean así, de que los medios sean empresas, no tiene que ver con la evolución natural sino con una construcción histórica. Por lo tanto, no tienen que ser necesariamente así, podrían ser de otra manera.
En este mundo ficticio, donde la construcción histórica fue otra, quienes están adelante, o justamente detrás, de un medio masivo, tendrían en cuenta que la regla de veracidad de la información transmitida va mucho más allá de lo inmediato. El efecto de la “cualquier verdura” de turno es una onda expansiva. Sí, se dijo y ya pasó, pero tiene resonancias que, por más que su contenido se desmienta, quedan insertas en el imaginario de los oyentes, lectores, o televidentes.
Cuando un diario publica, en época electoral, los resultados de una encuesta adulterada, tendenciosa, los datos se ven, de forma obligada, desmentidos por el desenlace real de los comicios. A pesar de esto, el “tipo común” que “tiene un plan” y que hay que querer para quererse a uno mismo ya apareció como un ganador. ¿Quién no quiere sentir que ganó junto a él?
De la misma forma, un hombre al que la plata, y el poder, ya le rebalsaron varias billeteras, que llenó a costas de exponer a nenes de menos de diez años culeando y perreando un reggeatón, de llevar la palabra “danza” (¿por un sueño?) al límite de la vulgaridad y obscenidad, puede hacer aparecer la imagen de un vicepresidente como un inepto que agrega un “no” delante de cada adjetivo y hacer del hecho de que los hombres más cercanos al gobierno anden con matones para todos lados algo simpático. ¿Vivimos en un país donde la presidenta y su vice no se hablan? ¿Donde un hombre que grita estar orgulloso de odiar “a todos los blancos” es el encargado de llenar los actos oficialistas? Riámosnos de todo esto y votemos al simpaticón que no abrió la boca en cuatro años en el Congreso pero nos causa gracia cuando dice “alica, alicate”. Gracias Tinelli.

Por Lucila Pinto

2 comentarios:

  1. Cada vez que entro a este blog me siento un tarado. Qué bien que escriben! Y yo que peleo con Coureau por una notita sobre un recital... que lejos estoy de " El efecto de la “cualquier verdura” de turno es una onda expansiva" y otras genialidades que pueblan la nota.

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  2. Justamente esta nota fue escrita para el trabajo final de Coreau ajaj
    Saludos Gaby Álvarez

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