Una fotografía abarca, para Juan Travnik, dos pasiones: arte y análisis social. Desde 1970, cuando realizó su primera exposición, su obra ha girado en torno a fenómenos inherentes a la conformación política de la sociedad Argentina, sin dejar nunca de lado el contenido artístico. Su más reciente exposición, “Malvinas”, es un claro ejemplo de esto. El objetivo de Travnik, que desde 1998 dirige la FotoGalería del Teatro San Martín, fue instaurar a través de ella un debate en torno a la Guerra de Malvinas. Para esto, apeló a mover la sensibilidad del espectador, cualidad a la que le confiere una gran importancia, para que se generaran en él preguntas.
Una conversación distendida en su departamento en Buenos Aires, donde también ejerce la docencia, deja entrever la incidencia que tiene para Juan Travnik la fotografía en lo social y viceversa.
Susan Sontag plantea que la imagen se ha impuesto como la manera de conocer moderna, ¿coincide con esta visión?
Opino que la fotografía es una forma de conocimiento engañosa porque, como todo lenguaje, debería ser posible de decodificar de una manera inequívoca. Las imagenes fotográficas muchas veces son ambiguas, cambian su sentido según el texto que se adjunte. No se puede conocer todo a través de una fotografía. Se puede ver un acontecimiento muy fotogafiado como una guerra, y te podés dar cuenta de quién pudo haberla ganado, te podés dar cuenta de quienes contra quienes se peleaban, pero nunca de porqué se peleaban. Osea que hay cosas que la fotografía no puede explicar. Es una forma de expresión muy interesante para transmitir cosas que oralmente o de manera escrita no se pueden transmitir, pero tiene limitaciones. Yo no podría explicar la existencia de Dios a través de la fotografía. Creo que al conocimiento se accede por medio de la fotografía pero nunca presindiendo del uso de la palabra.
Entonces, la relación entre imagen y palabra sería esta, ¿se tienen que complementar para llegar al conocimiento?
Es decir, la fotografía tiene una relación muy directa con la realidad. Podemos afirmar que no hay posibilidad alguna de que exista la fotografía si no hay una realidad a la que fotografiar. Yo no puedo fotografiar un sueño, tengo que crear ese sueño en la realidad y fotografiarlo. Entonces, la fotografía aparece como una suerte de reemplazo de esa realidad. Habitualmente la gente le da a la imagen un valor de creediblidad muy grande, el común de nosotros piensa que lo que ve en una fotografía ha existido la manera que se ve en la fotografía. Y esto último es un error. Porque la fotografía da cuenta de que ha existido, pero no necesariamente de esa forma.
Respecto a la ambigüedad de la fotografía, de que que muestra solo partes y no totalidades, es decir fragmentos pero inconexos entre sí ¿Que papel juegan el conocimiento y cultura general en la sociedad a la hora de darle continuidad a lo que reflejan las imágenes?
La formación y la sensibilidad son dos elementos que necesariamente posibilitan una mejor lectura tanto en el campo de las artes como en el campo de la comunicación masiva. Es un tema complicado porque a veces se puede pensar que uno pone el saber sobre otras necesidades básicas y en la Argentina es una obscenidad que haya un chico que se muere de hambre. Evidentemente es más importante que el chico coma que el chico sepa. Es muy probable que si el chico come y después sabe, sus hijos no tengan que pasar hambre. Porque el mayor aliado de la dominación de las clases menos económicamente menos pudientes, el mayor factor para que puedan ser dominadas es la falta de educación. En ese sentido hay muchos intereses que van a trabajar para que la educación siempre esté debajo de un nivel determinado.
¿Qué consecuencias trae la propagación o el arraigo que tiene la imagen en el mundo actual, el desarrollo de la tecnología y la posibilidad de registrar todo en todo momento?
En los últimos años ha habido un hecho muy importante relacionado a la posibilidad de registro que da la tecnología. Fue el tema de las fotografías de Abu Ghraib en la cárcel de Sadam Husein (donde se muestran soldados iraquíes torturados). Susan Sontag habla, en un ensayo sobre el hecho, de qué le pasa a una sociedad cuando el verdugo se saca una foto a sí mismo. Aún en las más crueles de las dictaduras, la cara del verdugo trata de no verse y no hace de gala de lo que estaba haciendo ante su familia o amigos. En Abu Ghraib una chica que era camarera seis meses antes termina siendo quien humilla, tortura y denigra a estos iraquíes y se saca una foto con ellos como si fueran animalitos con el objetivo claro de mandarlo a su pueblo para que su familia y sus amigos lo vean. Entonces, esto es como un quiebre muy importante, como una alerta, es decir, ¿qué es lo que pasa en una sociedad que engendra una persona que lleva una vida normal pero que seis meses después comete esas barbaridades y con orgullo se saca una fotografía y se la manda a la gente que la rodea?
Estas fotografías que muestran violencia, ¿nos acostumbran a ver cosas a las que antes no estábamos acostumbrados, las hace naturales y hace que se generen más? ¿O se hicieron tan normales estas situaciones que las imágenes no pueden más que reflejarlas?
Yo creo que por lo general los hechos de violencia no tienen que ver con esto. La inequidad, una doble moral para hablar en contra de el uso de las drogas y, a la vez, permitir que el paco destruya la cabeza de un montón de pibes son los verdaderos motivos de esta violencia irracional. La mayor razón es la falta de justicia social. Me parece terrible el abuso del poder sobre el otro. El problema no es la pobreza, es la falta de equidad. Cuando alguien gana dos mil veces más que otro, no se puede pretender que no haya en algún momento algún acto de violencia. Y aparte este que gana tanto más se lo refriega al otro en la cara a través de la televisión, desde los medios se impulsa esto.
Por Lucila Pinto
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