Como las líneas que se entrecruzan
en la palma de mi mano,
sigo girando en el desorden.
Mis dedos, como puntas, equivalen
a las puertas que debería sortear
para ver en cuál de todas ellas estás,
tardío amor, esperanzador.
Y mientras me sumerjo en los candados,
observo -extasiada en ansias- si mi llave
coincide en las concavidades de tu raíz,
fina, lunga, cuasi consciente de que te pruebo.
Y me repruebo.
COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA
Hace 6 años
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