Entrevista sobre el novelista solitario
“La literatura de Auster colapsó por la cobertura mediática”
Según el análisis de Juan Forn, escritor y periodista, el autor estadounidense quedó atrapado en el tiempo, olvidando así su abierta originalidad. Sin embargo, esta carencia de ideas se ve compensada con su paisaje narrativo, Brooklyn.
La pluma de Paul Auster, uno de los escritores más relevantes de Estados Unidos, dejó de funcionar cuando la cobertura mediática de los medios de difusión desgastaron su figura, sin antes prevenir que él no volvería a ser quién fue: el creador de la ficción signada por la casualidad y la soledad.
En la entrevista, el escritor y periodista argentino Juan Forn, fiel seguidor y especialista en literatura norteamericana, hará mención del porqué de la falta de convicción en la voz del narrador en cuestión, de cómo el atentado terrorista a las Torres Gemelas, del 11 de septiembre de 2001, evidenció esa carencia y del modo en que refleja Auster la experiencia propia en las obras.
- El último libro de Paul Auster, Un hombre en la oscuridad, nació a partir del atentado a las Torres Gemelas, en 2001. Según él, “el 11-09 cambió el curso de la historia, haciéndonos entrar en un período ominoso”. ¿Cómo influyó este acontecimiento en su literatura? ¿Cómo lo profesó?
- Yo creo que este libro reivindica que Auster se quedó sin originalidad. Pone como excusa el 2001 porque no tiene una manera nueva de contar nada. Muchas veces, a algunos escritores les pasa que construyen un mundo propio, que le sale muy bien en los primeros libros y que después es como que no encuentran nada nuevo qué decir, y así es como sus libros anteriores reaparecen.
- ¿Por qué crees que le sucedió eso?
- Cuando navegué el libro comprobé la sensación de lo que les pasa a los norteamericanos con el 11-09: están tan shockeados y tienen tantas ganas de tenerse lástima a sí mismos, que no pueden mirar el tema con objetividad. No logran representarlo.
- ¿Tendrá que ver con que no estaban preparados para una tragedia semejante?
- Totalmente, y tipos como él, uno de los más importantes de la literatura norteamericana, no pudo contar nada con una novela.
- ¿En qué momento notaste la falta de originalidad en sus libros?
- Si comparás este último con el primero, La invención de la soledad (1988), que fue su presentación ficcional, con él se fue para arriba, fue construyendo un mundo cada vez más complejo, que duró más o menos hasta Leviatán(1992). Después se mantuvo en una especie de meseta en donde no agregaba nada nuevo. Luego empezó a derrumbarse, a caerse sólo; sentís que a la voz narradora le falta convicción.
- ¿Eso es porque se le agotaron los recursos?
- Un escritor no tiene la obligación de estar a la altura de su mejor performance. Pero hay una serie de recursos de oficio que te permiten estar, aunque no estés especialmente inspirado, con un nivel de dignidad por encima de la media. Por otro lado, si el escritor no está conforme con lo que escribió puede no publicarlo, ¿si no para qué abrió la boca si no tiene nada para decir? Y tengo la sensación de que Auster colapsó por la cobertura mediática.
- ¿En qué sentido de lo mediático?
- En cuanto al efecto de lo mediático sobre tu persona. Llega un punto del día donde él ya es Paul Auster. Además, si vos te pasaste todo el día repitiendo cosas que hiciste hace diez, veinte o treinta años atrás, cuando te sentás a escribir, ¿cómo conseguís algo nuevo y novedoso, si te estás copiando a vos mismo todo el santo día? Creo que es una perversidad de la legitimación actual, tanto en el arte como en todos los rubros. Es tal la exposición mediática que te obligan a actuar de vos mismo para poder preservar tu reconocimiento.
- Para hacer hincapié a la inspiración de Auster, que antes hilaste un poco en una de tus respuestas: en sus obras remarca mucho Brooklyn, su lugar para crear historias… ¿Qué importancia le da al sitio al que pertenece para escribir?
- En su caso en particular fue muy importante. Una de las cosas con las que se volvió cada vez más complejo y emocionante fue con su escenario literario. Al principio era más neutro, mucho más impersonal, y a partir de un libro- que luego fue llevado al cine- descubrió que podía utilizar ese escenario como paisaje narrativo. Curiosamente en aquellos libros posteriores a Leviatán lo que más resalta es el paisaje.
- ¿Ese cambio lo volvió más personal?
- No, creo que lo hizo más naturalista. Los norteamericanos son muy realistas, pero él es un caso especial, muy extraño, hace un realismo espectral. Y en los últimos libros su paisaje se ha vuelto más realista, muy brooklyniano.
- Auster sostiene que “la ficción es el intento de entender vidas ajenas”. Sin embargo, en la mayoría de sus libros refleja sus angustias e ideales. ¿Compartís su afirmación?
- No. Me parece que él sí habla de su vida en sus obras. La cuestión es que siempre es más fácil ver las cosas desde afuera. Por lo general, los escritores hablan de sí mismos, pero lo niegan…Cuando escribís no te das cuenta de lo autobiográfico que estás siendo.
- Hay dos características notables en su ficción: por un lado, la soledad de sus personajes; por el otro, las casualidades. ¿Cómo podrías explicarlo, teniendo en cuenta que la mayoría de sus personajes se encuentran, refutando así que no están solos?
- Si bien fue el que inventó lo que muchos llaman “el momento Auster”, una manera tan enroscada y llena de casualidades de contar historias, donde sus personajes se encuentran, la soledad también puede identificarse. Y ahí está la cuestión de la soledad, sus personajes viven en soledad, están encerrados en sí mismos.
- ¿Eso parte de la experiencia propia del autor?
- Sí, él es de esas personas que leés y sentís como que las novelas están escritas en un lugar vacío, solitario. Y estoy seguro de que eso refleja la vida de él: te da la impresión de que nunca se ocupó de sus hijos y que se pasó toda la vida encerrado, leyendo y escribiendo.
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Hace 6 años
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