Siguiendo los rulos del remolino, me mareo en tu figura.
Detrás de cada mirada, sorteo la mejor sonrisa para regalarte.
Ante cada suspiro, me preparo para besarte.
Luego de la caricia, reafirmo mi postura para la próxima.
Del más simple roce crece la ansiedad de lo que vendrá.
Sexo.
Las agujas del reloj corren el tiempo. Me detengo a mirarte.
La canción que suena asegura un buen comienzo de jugada. Mi juego, tu juego, aún nuestro juego.
Sexo.
Aún me convences para amarte. Aquí estoy para soñarte, y desearme en el inconsciente que te presto cada vez que nos acostamos.
Nada es en vano.
Peperina.
COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA
Hace 6 años
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